Aunque casi cualquier tipo de música podría ser apta para la meditación, existe una corriente musical que está especializada en este campo. Se utilizan ritmos pausados, cadencias suaves y sonidos repetitivos, para lograr influir en el estado mental de las personas que lo escuchan. La finalidad es lograr que la persona se concentre en los sonidos e intente dejar la mente en blanco sin ningún tipo de pensamiento que lo distraiga.
Este tipo de música carece de un ritmo definitivo, pero busca líneas suaves y melódicas que fluyan sin movimientos bruscos ni silencios prolongados que puedan romper la armonía. En ocasiones aparecen sonidos sintéticos como de ondas, que vienen y van, o sonidos propios de la naturaleza que imitan el cantar de los pájaros, el ruido de la lluvia, las ballenas, o el ambiente nocturno de una noche de verano.
Entre algunos artistas destacados en este tipo de música de meditación, podemos citar: Steven Halpern, Lia Scallon